Anorexia nerviosa
La anorexia nerviosa constituye un trastorno de la alimentación, es decir, una alteración grave de la conducta alimentaria.
La comida se convierte para la persona que lo padece en el centro de su atención y sobre la que gira toda su vida. El éxito o fracaso de muchas de sus relaciones sociales lo achacan a su aspecto físico, que relacionan con la cantidad de comida que ingieren.
Atribuimos estos trastornos a los cánones de belleza de nuestra época (modelos de pasarela, actrices muy delgadas), que forman un sinfín de patrones a seguir por muchas jóvenes que piensan que estando tan delgadas, serán mejor aceptadas por la sociedad y tendrán más éxito social.
La anorexia nerviosa es un trastorno ligado a una distorsión de la imagen corporal. Es un síndrome que se caracteriza por un adelgazamiento voluntario, cuyo origen es una disminución importante de la ingesta de alimentos por un miedo obsesivo a engordar. Afecta a uno de cada 100 adolescentes de entre 12-18 años, fundamentalmente chicas.
Desde mi punto de vista y, debido al curso crónico (o al menos prolongado) y a la gravedad del problema, todos los profesionales de la salud (y la sociedad en general) deberíamos preocuparnos y ocuparnos de su prevención.
Desde el punto de vista del tratamiento psicológico, comparto una noticia que me parece interesante y que apoya la idea de que el único objetivo terapéutico no es el aumento de peso.
Según los resultados encontrados por los investigadores de la Universidad de Sydney, la Universidad de Londres y la Universidad de Chicago (y publicados en la revista Psychological Medicine), la eficacia de la intervención con pacientes con anorexia nerviosa persistente y severa mejora significativamente con una ligera modificación de los objetivos terapéuticos.
Se analizó, como elemento novedoso, los efectos de cambiar la prioridad de la presentación de los objetivos del tratamiento en la intervención. Si bien habitualmente el tratamiento en estos casos suele centrarse en la recuperación del peso corporal, los investigadores analizaron, como estrategia alternativa, los efectos de poner menos énfasis en el aumento de peso y más en la calidad de vida, la reducción del malestar asociado a los trastornos del estado de ánimo y la mejora del ajuste social de los pacientes.
Los resultados del estudio evidenciaron que estos cambios en la prioridad de los objetivos de la intervención mejoraron significativamente la eficacia de dos programas de tratamiento: terapia cognitivo-conductual y manejo clínico especializado, aumentando el índice de masa corporal de los pacientes en un 4%.
Según afirma S. Touyz, investigador principal del estudio, este cambio en la prioridad del tratamiento favorece el compromiso terapéutico de los adolescentes con anorexia severa y resistente, así como disminuye las tasas de abandono escolar, mejorando notablemente su calidad de vida. La investigación subraya, además, la importancia del enfoque psicosocial en el tratamiento de la anorexia.
Cómo mejorar fácilmente la eficacia del tratamiento de la anorexia severa
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