Tratamiento de la depresión

La depresión es una enfermedad mental, que no se debe confundir con la angustia emocional a corto plazo, ataques de ansiedad o sentimiento bajo, que también son componentes de la depresión. Cualquier persona puede sentirse baja por un breve período de tiempo, o tener ataques de ansiedad de vez en cuando, pero eso no significa que este sufriendo una depresión. La depresión es mucho más grave que eso, y es una persistente sensación de tristeza, soledad, dolor, inutilidad y dolor emocional. Si no se trata en el momento adecuado, puede conducir a impulsos suicidas, a tratar de dañarse a sí mismo o incluso al suicidio.

La persona  deprimida se siente triste y con estado de ánimo bajo, es habitual llorar, suele haber problemas de sueño, falta de apetito y cansancio. A la tristeza se puede unir una sensación de vacío, de abatimiento o infelicidad. Es como si se hubiera perdido la alegría o la capacidad de ser feliz. A veces el sentimiento que la persona experimenta es de irritabilidad, de estar muy sensible a todo lo que le rodea (cualquier cosa que ocurra afecta de forma importante), reaccionando bien con brusquedad, bien con llanto a lo que le sucede.

Los pensamientos se vuelven negativos, pesimistas, no se encuentra solución a los problemas y aparece culpabilidad frecuentemente. La persona que sufre depresión se caracteriza por tener pensamientos básicamente de inutilidad y/o culpa (por ejemplo: ‘soy un fracaso’, ‘soy torpe’, ‘soy un inútil’, ‘no sirvo para nada’). Pensamientos que ocupan gran parte del día, y que son difíciles de controlar.

La persona además experimenta una falta de motivación para llevar a cabo las tareas más simples; puede sentir que ha perdido el interés por cosas que antes le gustaban, que le hacían sentirse bien. O incluso, puede pensar que es del todo incapaz de hacerlas.

La conducta cambia; se dejan de hacer cosas. Primero las de tiempo libre, y luego si la depresión prospera, incluso las obligatorias: trabajo, cuidado de la casa, aseo personal.

Tratamos a los pacientes con depresión mediante varias estrategias simultáneas para hacer que el tratamiento sea eficaz, y ayudar a los pacientes a recuperarse de su estado mental perturbador lo antes posible.

En primer lugar, escuchamos, comprendemos, analizamos y evaluamos los problemas del paciente a través de sesiones de consejo verbal, y luego categorizamos el nivel de depresión para definir el camino del tratamiento a seguir.

La depresión es tratable, y hay varios tratamientos eficaces disponibles. El que utilizamos se sitúa en la vertiente cognitivo-comportamental, que persigue básicamente los siguientes objetivos:

  • Establecer un programa de actividades reforzantes y gratificantes para la persona, que contribuye a que mejore su estado de ánimo. Superar la inercia.
  • Restablecer el funcionamiento cotidiano de las personas. Para ello se organiza con la persona un programa de actividades que lleva a cabo de forma paulatina.
  • Detectar los pensamientos irracionales que presenta la persona, acerca de la propia valía, de su futuro, de los demás…, y considerar otras creencias más adecuadas y realistas. Es decir, cambiar la forma de ver las cosas.
  • Entrenamiento en la resolución de problemas.
  • Prevención de recaídas.
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