Adicciones tecnológicas – TIC
Sin lugar a dudas en las últimas décadas las nuevas tecnologías de la información y comunicación (TIC) han tenido un desarrollo acelerado. Han permitido unir lazos cada vez más fuertes entre las personas y el mundo. Ahora podemos afirmar que en el ámbito de la comunicación las barreras de tiempo y distancia no existen.
Las TIC se hacen indispensables en la vida social y de trabajo de todos. Esto es mucho mas intenso en los jóvenes que están muy cerca de las tecnologías de esta nueva era, ya que por la educación en las escuelas y hogares se les enseña y sobre todo se les habla día a día acerca de todas las nuevas formas de comunicación. Muchos de ellos las utilizan para actividades que no tienen nada que ver con sus estudios y muchos también las utilizan para actividades de académicas.
Las nuevas tecnologías pueden formar parte de las llamadas adicciones sin sustancias. Mal utilizadas, Internet, chats, videojuegos y redes sociales, en sus ordenadores, tablets o en móviles tienen un componente adictivo que está empezando a causar estragos sociales. Los jóvenes son los mas expuestos y vulnerables para desarrollar este tipo de adicción. Una dificultad añadida es que ni los jóvenes ni sus padres suelen ser conscientes del peligro hasta que las consecuencias se han evidentes.
Adicción a internet
Se considera que hay adicción a Internet, cuando se observa en el paciente algunas de las siguientes características derivadas de dedicar un número excesivo de horas a estar conectado en la red:
- descuido de las obligaciones y de actividades importantes de la vida del sujeto, pudiendo afectar al rendimiento académico o laboral
- disminución de otras formas de relación social, con pérdida de amigos, pudiendo llegar al aislamiento social y provocar dificultades de relación cara a cara, y también problemas familiares
- se limitan otras formas de diversión, disminuyendo la actividad física del paciente
- dificultad para dejar de estar conectado a la red aunque el sujeto pueda desearlo
- estado de preocupación por conectarse en los momentos en que el sujeto no está conectado
En ocasiones se tiende a abandonar la comunicación con la pareja, amigos o familiares, buscando en la tecnología un mundo irreal donde poder ocultar sus temores, y hasta adoptar una personalidad distinta a la real. Es común el adoptar roles virtuales muy distintos a las características reales. La meta es ocultarse tras el anonimato que la tecnología puede ofrecer.
Adicción al móvil
Según los expertos, la adicción al móvil la sufren cada vez más personas y afecta principalmente a jóvenes y adolescentes. El tener y hacer uso de un teléfono móvil no implica tener una adicción, sino que es el uso inadecuado, incontrolado y excesivo del teléfono lo que puede generar dependencia.
Un estudio realizado en la Universidad de Valencia con más de 4.000 adolescentes, concluyó que, por lo general, las chicas utilizan más el móvil como un instrumento de comunicación y socialización, para permanecer en contacto con amigos, porque se sienten solas, para pasar el tiempo y no aburrirse. Suelen sentirse más afectadas cuando no reciben llamadas o mensajes de otras personas. Por el contrario, los chicos suelen utilizar más el móvil para probar juegos, aplicaciones, Internet, música, mantener el contacto, etc. pero no se sienten tan afectados cuando no reciben mensajes.
Si detectamos que los síntomas mencionados ocurren con frecuencia e intensidad, sería recomendable consultar a algún psicólogo especializado para que nos ayude a relacionarnos de distinta manera con el teléfono móvil y para que éste se convierta en un instrumento que nos ayude, pero no que nos controle.
Cuando se siente ansiedad si no se puede utilizar (por cobertura, batería, …) o se tiene dificultad para separarse del teléfono, guardarlo o apagarlo.
Cuando el móvil comienza a interferir en las actividades cotidianas (no concentrarse en una actividad porque se está consultando el móvil constantemente).
Cuando se utiliza el móvil mientras se habla con otra persona que sí está presente.
Cuando se “Chatea” por el móvil hasta altas horas de la noche (modificando el hábito del sueño).
Cuando se usa el teléfono aún cuando no es apropiado o es peligroso.
Cuando el móvil empieza a ser un escenario mejor para resolver problemas afectivos y sentirse más cómodo comunicándose a través del móvil que en persona.
Cuando se pagan facturas elevadas.
Cunado se comienza a sentir estrés, irritabilidad, cansancio, alteraciones del sueño y alteraciones emocionales, aunque no se asocien al teléfono.
Cuando existe una adicción más fuerte, los síntomas pueden ser mucho más intensos al privarnos del uso del móvil, pudiendo parecerse a los de un síndrome de abstinencia por consumo de sustancias adictivas.
Haciendo un uso responsable del teléfono móvil, utilizándolo en momentos en los que realmente no podamos esperar.
Educando a los niños, adolescentes y jóvenes adecuadamente acerca del uso de las nuevas tecnologías, siendo más conscientes de la publicidad empleada por las compañías telefónicas para que hagamos cada vez más uso de ellos.
Pensando dos veces antes de comprobar si hay algún aviso en el móvil: ¿es realmente necesario ahora mismo?, ¿cuánto tiempo hace que lo comprobé?.
Realizando actividades físicas, deportivas, sociales, creativas, culturales, etc. fuera de internet o las redes sociales y sin estar pendiente del móvil.
Aumentando las actividades que impliquen interacción social directa.
Estando más en contacto con la naturaleza.
Estando más pendientes con actividades de nuestro interés, ocio, etc. que mantengan nuestra atención y concentración alejada del teléfono y la necesidad de utilizarlo para estar en contacto con los demás.
Gasto económico excesivo, con dificultad para controlar la cuota de consumo.
Ansiedad y estado de preocupación cuando tiene el móvil apagado.
Dificultades en las relaciones personales cara a cara, priorizando la comunicación mediante el móvil.
Riesgos de accidentes de tráfico, bien como conductor de un vehículo o como peatón.